sábado, 26 de abril de 2008

Maurice Sendak



Un clásico que ha sido reeditado y ahora podemos disfrutar todos.
"Nuestra época, enmarcada por el uso y el abuso de los lenguajes audiovisuales, ha convertido al mundo entero en un texto para leer. De ahí que el concepto de lectura –ligado en primera instancia a la decodificación lingüística– se haya extendido hacia la interpretación de otros signos y que cada vez se hable con mayor propiedad de la “lectura de imágenes”. En el campo de la literatura infantil, esa otra forma de leer cobra una importancia especial ya que, además de los tradicionales géneros literarios, existe el de los álbumes, en auge desde hace unas décadas.
Antes de ese boom de las imágenes, la ilustración era un elemento decorativo o didáctico de segundo orden y se limitaba a ser el telón de fondo del mensaje verbal. Sin embargo, la fotografía y el cine, que afectaron la concepción de las artes visuales, terminaron incidiendo también en los libros para niños, hasta el punto de que la ilustración se convirtió en un mensaje tan rico y autónomo como el texto mismo.
La característica principal de los álbumes es precisamente ese diálogo entre el lenguaje verbal y el pictórico, de manera que el sentido no puede ser comprendido sin las ilustraciones, o viceversa. Para decirlo con un ejemplo sencillo, un álbum es como una película: hay una diferencia enorme entre verla o que se la cuenten a uno.
Donde viven los monstruos, publicado por Harper & Row en 1963, fue un libro polémico por su tratamiento nada ejemplarizante de los niños y de las “cosas salvajes”, pero pronto se convirtió en un clásico. Y ese puesto de honor no lo merece solamente por haberse ganado la Medalla Caldecott –máximo galardón de los libros ilustrados– ni por haber obtenido el American Book Award y ni siquiera por ser uno de los diez libros para niños más vendidos de todos los tiempos, sino, sobre todo, por ser la perfecta conjunción entre palabra e imagen. En uno de los más afortunados ejemplos de su género, Sendak logró una historia poética, con una admirable economía expresiva. Al cuidadoso trabajo que se esconde detrás de cada una de sus frases, de sus ritmos y de su excelente factura literaria, se suman la ilustración y la diagramación para construir una estructura impecable y una atmósfera mágica, en la que todos los lenguajes conviven en perfecta armonía. " Yolanda Reyes

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